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La Secretaría de Educación Pública de Puebla brinda Educación Básica y alfabetización dentro de los Ceresos.

A través de los centros de Educación Básica para Adultos, la dependencia ha logrado entregar 68 certificados de finalización de estudios de primaria y secundaria a personas que se encuentran privadas de su libertad. Este esfuerzo representa un paso significativo hacia la inclusión educativa y la reintegración social de individuos que, por diversas razones, no completaron su educación formal.

La Dirección de Educación para Adultos de la Secretaría de Educación está dedicada a ofrecer servicios educativos a aquellos que no han tenido la oportunidad de finalizar su Educación Básica. Con este programa, se busca que cada individuo pueda obtener su respectivo certificado, lo que puede abrir nuevas puertas en su vida futura.

Con la ayuda de 11 docentes comprometidos, los centros de Educación Básica para Adultos (CEBA) están implementando programas de alfabetización, educación primaria y secundaria en los Centros de Readaptación Social (Ceresos) de Huauchinango, Puebla, San Pedro y San Andrés Cholula, Teziutlán, Tehuacán, Tepeaca, Zacapoaxtla y Zacatlán. Durante el ciclo escolar 2023-2024, se han entregado 68 certificados a seis mujeres y 62 hombres, lo que demuestra un avance significativo en la educación dentro de estos centros.

El proceso de enseñanza-aprendizaje se lleva a cabo en horarios flexibles, permitiendo a los internos adaptar su educación a su situación personal. Además, tienen acceso a material didáctico en las bibliotecas de los penales, donde también se organizan actividades recreativas como manualidades, teatro y círculos de lectura. La educación se convierte en una herramienta poderosa para transformar sus vidas y su entorno, ayudándoles a desarrollar nuevas habilidades y perspectivas.

Con estas iniciativas, el gobierno estatal reafirma su compromiso de garantizar el derecho a la educación en los Ceresos, comprendiendo que esta acción tiene un impacto profundo en los aspectos personales, sociales, familiares, económicos y laborales de las personas privadas de libertad. La educación no solo beneficia a los internos, sino que también enriquece a la sociedad en su conjunto al fomentar una mayor igualdad y oportunidades para todos.

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