Ely, la elefanta más triste, recibe amparo para mejorar su vida y marca un precedente en México

La Suprema Corte de Justicia de la Nación (SCJN) ha emitido una sentencia histórica al otorgar un amparo a Ely, la elefanta africana que ha vivido durante más de 13 años en el zoológico de San Juan de Aragón en la Ciudad de México. Esta decisión, inédita en el país, exige a las autoridades del zoológico mejorar las condiciones del hábitat de la elefanta y garantizar su salud física y emocional, un paso importante en la lucha por los derechos de los animales en México.
Ely ha sido conocida por su triste historia, marcada por el deterioro de su salud debido a las condiciones de cautiverio. La elefanta ha vivido en un espacio pequeño y solitario, sin la compañía de otros elefantes, lo que ha desencadenado una serie de problemas emocionales y físicos. Según los defensores de animales, Ely presenta claros síntomas de depresión y, a lo largo de los años, ha desarrollado conductas autodestructivas, como golpearse contra las paredes, perder peso y consumir sus propias heces. La situación empeoró tras la muerte de Maggie, su compañera, en 2016, lo que profundizó el sufrimiento de Ely.
Activistas como Diana Valencia, fundadora de la asociación Abriendo Jaulas y Abriendo Mentes, han sido fundamentales en la denuncia de las condiciones de vida de Ely desde 2016, buscando su bienestar y mejores condiciones de vida. Este amparo no solo es una victoria para los defensores de animales, sino que también representa un avances significativo en el reconocimiento de los derechos de los animales en México. La sentencia de la SCJN subraya la necesidad de que los zoológicos ofrezcan a los animales condiciones adecuadas para su salud y bienestar, más allá de ser simples exhibiciones para el entretenimiento humano.
La decisión de la Corte establece que las autoridades del zoológico de San Juan de Aragón deben llevar a cabo mejoras constantes en el hábitat de Ely, con el objetivo de garantizar su salud física y emocional, y proporcionar atención regular de veterinarios y especialistas. Además, se exige que se hagan las adecuaciones necesarias en el espacio donde Ely se desenvuelve, buscando mejorar su calidad de vida.
A pesar de las mejoras implementadas en el espacio de Ely en los últimos años, como la ampliación de su hábitat en 3,500 metros cuadrados y la introducción de nuevas compañeras como Gipsy y Annie, los defensores insisten en que estas medidas no son suficientes. El amparo, que obliga al zoológico a seguir mejorando las condiciones de Ely, no resuelve la petición más grande de los activistas: que Ely sea liberada o trasladada a un santuario, donde pueda vivir con otros elefantes en un entorno que se asemeje más a su hábitat natural.
Esta sentencia marca un antes y un después en la legislación mexicana sobre el trato hacia los animales, especialmente en zoológicos, abriendo la puerta para futuras demandas en defensa de los derechos de los animales y mostrando un compromiso más firme con su bienestar en el país.